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Lo que no sabías de la contaminación acústica

Alguna vez hemos escuchado el término: “contaminación acústica”, pero, ¿sabemos realmente a qué se refiere? La contaminación acústica, o la contaminación por ruido, se refiere a un exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente y afecta a los seres vivos que se encuentran en la zona ruidosa.

El ruido es un sonido inarticulado, desagradable y molesto para quien lo percibe e interfiere entre las comunicaciones de las personas o en sus actividades; actualmente, el ruido se cuenta como uno de los contaminantes más invasivos y es la segunda causa de enfermedad por el medio ambiente, después de la polución.

Se mide su potencia con los decibeles (dB), una medida que se emplea en acústica y en telecomunicaciones; hay límites entre los ruidos y la contaminación acústica, y en general, este límite se encuentra entre los 60 y los 85 dB. En México, los límites permisibles para fuentes fijas son de *50 y 55 dB para zonas residenciales, *65 y 68 en zonas industriales y comerciales, 55 dB en escuelas y hasta 10 dB en ceremonias, festivales y eventos de entretenimiento. (*Horarios nocturnos de 22:00 a 6:00 hrs).

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) establece los siguientes límites máximos permisibles de emisión de ruido de las fuentes fijas y su método de medición:

Las principales fuentes de contaminación por ruido en las ciudades son el transporte, la industria, lugares de ocio (clubes nocturnos y conciertos), aviones, barcos, etc. Los trabajadores de la industria son los principales afectados: aquellos que trabajan con maquinaria, herramientas mecánicas y hasta los soldados.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un nivel perjudicial de ruido puede ser, por ejemplo: la exposición a más de 85 dB durante ocho horas o 100 dB durante 15 minutos. Además, este organismo advierte el peligro de la exposición a sonidos fuertes en lugares de ocio como clubes nocturnos, discotecas, pubs, bares, cines, conciertos, eventos deportivos e incluso gimnasios, pues el ruido emitido por este tipo de establecimientos cada vez es mayor.

Según cálculos de la OMS, unos 1100 millones de jóvenes de todo el mundo podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas auditivas perjudiciales como las ya mencionadas, así como el uso desmedido de audífonos, en particular los adolescentes y jóvenes de entre 12 y 35 años de países de ingresos medianos y altos, pues cerca del 50% de ellos utilizan estos dispositivos sin consciencia de su riesgo potencial; de este mismo grupo de edad, el 40% están expuestos a niveles de ruido potencialmente nocivos en clubes, discotecas y bares.

Los efectos nocivos contra la salud ocasionados por el ruido son diversos: van desde el estrés, alteraciones en el sueño, cambios de humor, pérdida de concentración, con niveles altos; y hasta cardiopatía isquémica permanente, cambios en la presión arterial, arritmia cardiaca, vasoconstricción, variación en el ritmo respiratorio y sobresaltos corporales en ambientes altamente contaminados. Esto, sin contar enfermedades auditivas que pueden derivar en la sordera. También hay efectos psicológicos y sociales, sobre todo cuando el ruido interfiere con el descanso de los individuos.

Hay diversas formas de reducir la contaminación por ruido: los gobiernos suelen generar legislación que regule a los locales comerciales y los dedicados al ocio para que no sobrepasen cierto nivel de contaminación auditiva; las instancias medio ambientales están encargadas de vigilar que se cumplan las normas y sancionar a quienes las violen.

También se pueden tomar medidas personales para protegerse del ruido, como usar tapones de oídos y/u orejeras; en los espacios muy ruidosos se deben tomar precauciones como colocar aislantes auditivos para que absorban la mayor cantidad del ruido y no lo dejen pasar al exterior, así como barreras acústicas.

Pero en definitiva, la mejor manera de reducir la contaminación auditiva, es que todos y cada uno de nosotros tomemos conciencia sobre la importancia de protegernos del ruido los unos a los otros y respetemos el espacio que compartimos con vecinos, compañeros de trabajo y familiares.

La OMS ofrece las siguientes recomendaciones:

  • Mantenga el volumen bajo: un nivel cómodo en un ambiente tranquilo, no debe superar el 60% del volumen máximo.
  • Utilizar tapones para los oídos. Cuando vaya a un club nocturno, discoteca, bar, pub, evento deportivo u otro lugar ruidoso.
  • Utilizar cascos o auriculares que se ajusten bien y, de ser posible, que aíslen del ruido del entorno.
  • Limite el tiempo que dedica a actividades ruidosas. Cuando vaya a un club nocturno, discoteca, bar, pub, evento deportivo u otro lugar ruidoso, haga breves descansos auditivos para reducir la duración total de la exposición al ruido.
  • Alejarse de los ruidos fuertes. En lugares ruidosos, manténgase lo más lejos posible de fuentes de sonido como los altavoces.
  • Limitar el tiempo diario de utilización de los aparatos de audio personales a menos de una hora al día.
  • Utilice la tecnología de los teléfonos inteligentes para medir los niveles de exposición al ruido y conocer el riego de pérdida de audición provocada por el ruido dimanante de su aparato de audio personal.
  • Acuda a un profesional especializado en salud auditiva en caso de acúfenos o dificultad para oír sonidos agudos como el timbre, el teléfono o el despertador; para entender el habla, sobre todo por teléfono; o para seguir conversaciones en ambientes ruidosos, como restaurantes o reuniones sociales.
  • Haga revisiones auditivas periódicas.
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    Grupo CADUMA

    Publicado por Grupo CADUMA

    12 Dic. 2016